Pasos para dar un buen feedback en tu emprendimiento
Renzo Peche, Marketing Manager en Kambista, comparte en su artículo “Pasos para dar un buen feedback en tu emprendimiento” buenas prácticas y consejos para asegurar una retroalimentación positiva entre colaboradores y líderes dentro de una organización.
Dar un feedback a los miembros de tu equipo de trabajo puede ser una experiencia intimidante, porque en la gran mayoría de las ocasiones el líder de un equipo siente que brindar algún consejo correctivo o llamarle la atención a un empleado es empezar un conflicto interminable.
La realidad es que los feedbacks son necesarios para que haya progreso dentro del equipo de trabajo, es lo que impulsa al cambio positivo dentro de los procesos y es lo que pone en evidencia fallas que casi siempre son del método empleado más que de las personas.
En este artículo, te hablaré a fondo sobre qué es un feedback positivo y uno negativo, también sobre algunos mitos detrás de este proceso de retroalimentación y además te daré algunas recomendaciones puntuales para que logres hacer del feedback una herramienta de crecimiento para tu negocio.
¿Qué se entiende por feedback?
El feedback es un proceso de comunicación en que una persona (Emisor) envía un mensaje a otra persona (Receptor), para hacerle saber su opinión o respuesta sobre un tema planteado previamente.
Existen 2 tipos de feedback:
- Feedback positivo: Se utiliza como herramienta motivacional para recompensar un comportamiento, trabajo o acción de la persona. Un ejemplo de este tipo de feedback es la foto del empleado del mes en McDonald’s.
- Feedback negativo: También conocido como crítica constructiva, se hace para señalar alguna falla o limitación dentro de un proceso que es responsabilidad de la persona. En este tipo de comunicación no se busca atacar a la persona, sino resolver el inconveniente.
¿Es mejor el feedback positivo o el negativo?
En realidad, ambos tipos de feedback son necesarios dependiendo de la situación a tratar. Aunque en psicología laboral se recomienda que antes de dar un feedback negativo se comience con una opinión positiva de la persona con la que se está hablando, para disminuir las barreras de comunicación.
En este punto es importante aclarar que tanto un feedback positivo como negativo se puede convertir en un mal feedback y crear una situación que se nos salga de las manos. Veamos algunos ejemplos.
Un mal feedback positivo:
Felicitar constantemente a un buen empleado puede traer como consecuencia un aumento del ego de esa persona, haciéndola muchísimo más confiada de sus acciones y capacidades, tanto que después no acepte críticas, no le guste trabajar en equipo o no evalúe de manera adecuada su propio desempeño.
Un mal feedback negativo:
Por el contrario, dar una opinión donde la persona que lo recibe siente que se le ataca de alguna manera y se le disminuye como individuo, genera mucha ansiedad, estrés y falta de confianza. Lo que trae como consecuencia un mayor número de errores que se suman al que se desea corregir.
¿Por qué cuesta tanto dar un feedback?
A nivel gerencial son muchos los beneficios que se expresan sobre los feedbacks. Sin embargo, un grueso de los gerentes o líderes de equipo suelen no usar este tipo de comunicación dentro de los grupos de trabajo, por creencias limitantes como las siguientes:
1.- El feedback sólo es negativo:
Muchos líderes de equipo piensan que este tipo de retroalimentación sólo es útil cuando hay fallas o problemas, sin percatarse que el reconocimiento es una de las herramientas más poderosas dentro de la motivación empresarial.
2.- Solo los jefes pueden brindar feedback:
Todos los miembros de un equipo pueden ayudar a los otros a ser mejores. Los líderes deben incentivar en las personas a su cargo un diálogo constante y una seguridad que les permita señalar cuándo es él quién puede estar errando.
3.- Creer que las personas no pueden cambiar:
Lo primero a destacar es que la mayoría de las fallas dentro de un proceso de negocio se debe a mala comunicación o acciones engorrosas, casi nunca están vinculadas con un individuo.
Una persona puede cometer errores pero tiene la capacidad intrínseca de aprender, así que sí puede cambiar, sobre todo si se le apoya.
Pasos para dar feedbacks negativos de manera asertiva.
Paso 1, preparación previa:
Antes de realizar un feedback deberás tomar en cuenta varias cosas como explicar el problema desde el punto de vista del negocio y no de la persona.
En palabras más sencillas, es mejor decir “hemos visto que hay un retraso de dos días en los proyectos de trabajo que pasan por tus responsabilidades”, que decir “Estás retrasando el proceso de trabajo de todos”.
Además, es importante crear una pequeña lista de preguntas que permitan indagar un poco más sobre el por qué de esa situación. Quizás la persona está desbordada de trabajo porque es el único capacitado para realizar dicha actividad y todo se resuelve entrenando o contratando a otro miembro para el equipo.
Paso 2, elegir el ambiente propicio:
Los feedbacks se dan en espacios controlados que invitan al diálogo y lejos de las miradas y oídos de los demás. Lo ideal es crear un espacio que invite a la apertura de ideas y a una conversación sincera.
Paso 3, presentación del problema:
Es recomendable ir directamente a la situación sin dar tantos rodeos, pero siempre intentando entender al otro y brindándole una vía de comunicación libre de prejuicios y ataques de valor personal.
Paso 4, escucha activa:
La idea es dejar que la persona explique su situación lo mejor posible para poder lograr una solución y entendimiento que beneficie al equipo y al negocio.
Paso 5, llevar soluciones:
Aunque no se tengan todas las respuestas antes de la reunión, es ideal pensar en posibles escenarios y tener un amplio abanico de alternativas que ayuden a la persona a resolver el problema y establecer un plan de acción factible.
Conclusión
Para lograr brindar un buen feedback, lo primordial es lograr un respeto mutuo por ambas partes y un diálogo basado en la empatía. Donde tanto el emisor como el receptor entienda el punto de vista del otro y se pueda dar un consenso que permita la resolución del problema para beneficiar efectivamente al negocio.